VIEJA GRADA ELEVADA

El hombre por dentro que lo cambió todo

R.C. DEPORTIVO

Mucho se hablará del doblete de Carlos Fernández o del gran partido de Fede Cartabia, pero una de las personas más reforzadas tras la machada del Deportivo fue José Luís Martí. El balear demostró una capacidad de lectura de partido que le sirvió al equipo no solo para resucitar en una eliminatoria que llegó a parecer perdida, sino para viajar con una ventaja de dos goles a la siempre difícil Rosaleda de Málaga. Esta premisa parecía más que complicada al final de la primera parte, cuando el sistema clásico de 4-4-2 utilizado por el balear desde su primer día en A Coruña hizo aguas por todos lados. Cuatro centrocampistas para contener a los cinco del Málaga demostraron ser insuficientes, y los de Víctor Sánchez del Amo lo aprovecharon para dominar el juego (algo que no les ha caracterizado durante la temporada). Edu Expósito y Álex Bergantiños se encontraron con demasiadas estampidas, y el trabajo defensivo de Pedro Sánchez por izquierda y Fede Cartabia por derecha (donde estaba Ontiveros) tan solo minimizó daños. El resultado de esta idea fue un 1-2 en contra una vez llegado el entretiempo. Visto lo visto, Martí cogió la pizarra y preparó su plan B.

Una estrategia alternativa que ni siquiera necesitó la entrada de hombres desde el banquillo, tan solo un cambio de dibujo que contrarrestara el gran punto fuerte del rival durante aquellos infaustos 45 minutos. El técnico dejó atrás el 4-4-2 y optó por un 4-2-3-1 que otorgaba un hombre más al centro del campo y uno menos a la delantera, con Carlos Fernández como única referencia. Expósito y Bergantiños continuaron guardando la medular, cada uno con sus tareas correspondientes, pero los tres puestos restantes fueron la clave de todo. El primero fue el cambio de banda de Pedro Sánchez de la izquierda a la derecha, con el objetivo de utilizar su fondo físico para anular a un Javi Ontiveros que se había encargado de facilitarle material de pesadillas a David Simón. No solo lo logró, sino que apareció en el área a los diez minutos para marcar el segundo gol. El otro flanco fue para Borja Valle, titular en la delantera junto a Carlos. El berciano, que debió abandonar el partido por puro cansancio, fue uno más en la presión cada vez que los de Víctor intentaban sacar el balón. Como Pedro, también marcó.

Tras el descanso, Martí dejó de lado su 4-4-2 por un 4-2-3-1 que incluyó a Fede Cartabia en la mediapunta para ayudar en la presión

Dos cambios más que efectivos, pero el tercero fue el que lo cambió todo. Martí decidió recolocar la siempre jugosa pieza de Fede Cartabia a la zona de la mediapunta, donde sería otro de los encargados de presionar a la defensa rival. No faltaron sus escoramientos tanto a la izquierda como a la derecha a la hora de atacar, eso sí. Fede fue un hombre en el medio que ayudó a asegurar la dinámica positiva del Dépor y la desde entonces extinta comodidad del Málaga, y como Pedro y Borja también asumió un papel capital en los tres goles que anotó el equipo en la segunda mitad. Suyo hubiera sido el tercero tras un balón mágico que había superado por alto a Munir, pero Carlos Fernández decidió asegurar su estancia en la portería con un cabezazo.

Valle, en la izquierda con la posesión, presionó junto a Carlos en los momentos sin ella. Pedro, por otro lado, fue recolocado a la banda derecha para anular a Ontiveros.

El mismo Martí explicó con detalle su cambio de sistema en los micrófonos de Movistar Partidazo: “No entramos bien al partido ni fuimos capaces de recuperar el balón, y cuando lo hacíamos lo perdíamos enseguida. Eso nos condicionó muchísimo. El Málaga hizo una primera parte mucho mejor que la nuestra, pero a partir de ahí corregimos cuatro aspectos en cuanto al inicio de la presión, irnos un poquito más arriba juntándonos con dos hombres (Borja y Carlos) y uno por detrás (Cartabia). Salió muy bien, los jugadores recuperaron más cerca del área rival y esa falta de comodidad suya en nuestras segundas jugadas facilitó el fútbol que habíamos venido haciendo. A partir de ahí, el acierto que no habíamos tenido lo hemos tenido hoy”.

Martí y su lectura del partido, junto al empuje vital de Riazor y el colosal esfuerzo físico de los jugadores, se encargaron de remontar lo que parecía irremontable. La duda ahora surge en si el balear mantendrá esta exitosa premisa en la visita a La Rosaleda, sobre todo con una renta relativamente amplia que defender y sin necesidad de la ida y vuelta que casi asegura su 4-4-2. Lo veremos el sábado.

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