– “A pesar de que los políticos populistas se aprovechan del pesimismo de la población, estamos mejorando en casi todos los parámetros”
– “Los datos señalan que la humanidad está en la mejor situación de su historia y, sin embargo, la mayoría cree que el mundo empeora”
– “La paradoja es que los datos dejan claro que esta es una idea falsa. El mundo no empeora, mejora”.
– “No significa esto que el mundo sea un lugar perfecto. Ni siquiera un buen lugar. Padecemos injusticias, guerras, hambre y violencia……..Pero de todos los escenarios globales que hemos conocido (no imaginado o deseado, sino conocido) este es el mejor.”
Son citas de un excelente y documentado artículo publicado en el diario El País (30-12-2016) cuyos autores son Kiko Llaneras y nuestro admirado Nacho Carretero. De lo mejor que he leído en prensa en los últimos años y que, pone de manifiesto que una cosa es la percepción emocional (“Vamos a la autodestrucción” y “que bien se vivía antes”) y otra son los datos objetivos.
Esto podríamos llevarlo también al ámbito del futbol-espectáculo. Hay una expresión muy repetida por muchos aficionados o peñas futbolísticas que es “odio eterno al futbol moderno”. Pues bien, siguiendo el razonamiento de los autores de este gran producto periodístico, creo estar en condiciones de demostrar que, si bien hoy el futbol profesional mantiene gran cantidad de aspectos mejorables y, frecuentemente, no guarda ni cuida adecuadamente a su entorno de aficionados y resultan cuestionables algunas de las decisiones que se pretenden adoptar en su nombre, resulta impensable e indeseable una vuelta atrás, incluso desde el punto de vista de los intereses del aficionado.
Lo curioso del caso es que el futbol es tan sumamente pasional y es tal su producción de emociones, que el propio Nacho Carretero se sale de su línea general y en algún trabajo suyo hace también crítica del futbol moderno enfrentándolo a ese etéreo futbol-nostalgia que igual existe solo en nuestra cabeza, o tiene una motivación ajena al modelo futbolístico imperante en cada momento.
¿Qué es el futbol moderno? No parece claro desde cuando debemos considerar que existe ese concepto denostado y cuando murió la presunta pureza anterior del modelo. Parece que el eslogan va progresivamente ligado a la implantación de los medios audiovisuales y su rápida extensión conforme las tecnologías lo van permitiendo. También va ligado a una regulación que algunos consideran excesiva y lo que parece un cierto intervencionismo de administraciones y patronales del futbol. Todo acompañado también con un incremento sustancial del negocio vinculado.
A la hora de la verdad el aficionado no odia el futbol moderno y menos hasta la eternidad
El planteamiento consiste en rechazar la invasión televisiva que condiciona los horarios y que supone un incremento exponencial de la facturación de los clubes y del futbol en general. Parece como que la televisión lo ha prostituido todo. Se habla despectivamente del futbol-negocio, con una carga negativa.
No obstante el individuo tiene la posibilidad de optar y tenemos numerosos ejemplos de futbol no televisivo que también puede ser objeto de atención pasional y de afición enfervorizada, pero no triunfan. Al menos en el futbol español. Lo que denota que a la hora de la verdad el aficionado no odia el futbol moderno y menos hasta la eternidad.
Pondré ejemplos. La Tercera gallega. Una liga excelente y competitiva pero que apenas arrastra espectadores. En Santiago tenemos al Compostela que pasa desapercibido para la mayor parte de los santiagueses. Deberíamos observar las entradas que se producen en A Malata para ver al histórico Racing de Ferrol. En la propia ciudad de A Coruña el grandísimo mérito de un equipo como el Silva pasa relativamente desapercibido en la ciudad. Esto no es futbol moderno. De hecho, salvo los pequeños reportajes de la TVG, no existe para la televisión. Pero los clubes se arrastran y malviven. Curiosamente contribuyen a su salvación las migajas del pastel televisivo del futbol moderno.
Más ejemplos. El futbol femenino se encuentra en una fase previa al futbol moderno. Nuestro Deportivo Abanca está en segunda división. No se televisan sus partidos. Ni siquiera se emiten por radio. La asistencia a los encuentros es escasa y en algún caso, paupérrima para el gran esfuerzo que están realizando tanto el club como nuestras jugadoras. Cierto que si se produce un ascenso a Liga Iberdrola no tardará en ingresar en el maldito calificativo de futbol moderno y empezarán las malvadas televisiones a emitir al Deportivo. La igualdad tan deseada llegará también al futbol moderno poco a poco. Pero algunos seguirán instalados en la negatividad de la consigna. El importante crecimiento del futbol femenino en los últimos años no viene de las enfervorizadas masas que rechazan el futbol moderno, sino de los clubes del maldito “futbol negocio” y de los pecaminosos derechos televisivos que generan dichos clubes.
Llegado este punto nos podemos hacer alguna pregunta.
¿Qué pasaría si como en la década de los 60, 70 y 80 se televisara solo un partido a la semana de Primera División?
¿Seríamos capaces de volver al modelo de esos años en que ninguno de los partidos del Deportivo ni en casa ni fuera de casa se pudiera ver por televisión?
¿Nos conformaríamos con el reportaje del mítico Estudio Estadio? Eso en Primera. ¿En Segunda, nos conformaríamos con la radio?
¿Y nos gustaría el modelo intermedio de todos los partidos a la misma hora?
¿En competiciones europeas, nos conformaríamos con ver por televisión al Real Madrid, Barcelona…etc.? ¿Por qué no pudimos ver apenas a los míticos Inter, Manchester United, Ajax, Bayern de los 60 y los 70?
No aguantaríamos este modelo ni una sola semana. Seamos serios. En cuanto nos dijeran que no podemos ver ni siquiera en el bar de la esquina el partido que juegue el Deportivo fuera de casa nos enfureceríamos y juraríamos odio eterno a quien fuera que tuviera la culpa de semejante desaguisado.
¿Y qué decir si nos falta el dinero de las televisiones? ¿Qué decir si le faltan al Deportivo los aproximadamente diez millones de euros que va a percibir en segunda división o los 44 millones que percibiría si estuviera en la máxima categoría? ¿Dedicaríamos los ingresos por abonos a pagar la deuda? ¿Y el equipo como se financiaría?
Y todo este maná lo obtenemos a cambio de que no decidamos el horario del partido.
Vamos con los horarios. Es el gran caballo de batalla de este conflicto.
He escuchado de amigos y conocidos todo tipo de críticas a cualquier horario, de lo que deduzco que no hay ninguno plenamente satisfactorio.
Vamos a analizarlo. Los horarios de tarde/noche de sábado y mañana/tarde/noche de domingo, no deberían tener ningún problema. Digo yo. Pues si. El sábado o domingo a las 16 nos fastidia la comida familiar. El sábado o domingo a las 18, el partido del niño y además el sábado trabaja el comercio. El sábado o domingo a las 20 los niños salen muy tarde y los abuelos tienen frío. La hostelería pierde. La gente llega tarde a cenar. El domingo a las 12 es que no se puede ir de copas el sábado hasta tarde. No me lo estoy inventando. Son respuestas contrastadas en mi entorno. Esto demuestra evidentemente que no hay un horario perfecto. Y tener unos horarios dispersos facilita la posibilidad de seguir otros partidos que nos interesen, además del nuestro. Nuestros rivales directos, por ejemplo. Por ello no veo tan negativa la dispersión de horarios. Simplemente que según quien sea, le molesta a sus planes personales o no. Es respetable pero no puede marcar la pauta. Porque no hay una pauta unánime.
El más cuestionable sin duda es el partido del lunes. Ahí si creo que hay una coincidencia en considerarlo inapropiado. A las dificultades del día se añade el ingrediente esencial de que el rival es improbable que sea un equipo mediático. Supongo que si volviéramos a la Champions no le haríamos ascos a jugar, como ya hicimos, los martes o miércoles por la noche. También hay que madrugar igual que el lunes. Pero si es la Juve o el Arsenal se lleva mejor el sueño.
El modelo inglés de horarios y televisiones generaría más críticas que el nuestro actual
Muchos aficionados amigos y conocidos miran con admiración al modelo inglés como paradigma. Pero esto es porque no lo conocen bien. El modelo inglés de horarios y televisiones generaría más críticas que el nuestro actual. Además de también tener un partido los lunes, hay un mínimo de cuatro partidos que no se televisan en directo por protección horaria de las categorías menores. ¿ Estaríamos dispuestos a que de cada diez partidos del Deportivo cuatro no se televisaran en directo y uno fuera un lunes? Creo que la respuesta es muy fácil. Si miramos el modelo de horarios y televisivo alemán, también admirado sin conocerlo, observaremos muchas similitudes con el inglés.
Entiendo que este tema de los horarios es imposible que genere unanimidades, pero con sentido común podían limitarse de forma importante los conflictos de intereses y que el aficionado se sintiera, al menos, más respetado.
Mayor antelación de fechas, tener en cuenta los partidos importantes de rivalidad geográfica o clasificatoria y tomar en consideración la opinión de clubes y aficiones en estos partidos a la hora de fijar horarios. Esa es la línea. No es lo mismo un Oviedo-Deportivo que un Almería-Deportivo.
La influencia de los equipos grandes en arbitrajes, comités y estamentos federativos y de la liga, no es privativo del futbol moderno. Recuerdo desde que era niño y aún podemos analizar la historia, para ver que esa influencia siempre estuvo presente. Si nos apuramos, con el avance tecnológico de las televisiones y el reciente del VAR, este tipo de cuestiones quedan más en evidencia y son más fácilmente denunciables y evitables, sin que ello signifique como en toda actuación humana, que vaya a desaparecer cierto favoritismo con los grandes en algunas decisiones.
Ya, diría alguien. Pero los grandes además tienen más dinero. Argumento ingenuo. Los grandes siempre tuvieron más dinero. ¿Quién hacía costosos fichajes en los años anteriores a la era audiovisual?. Los grandes. Desde los traspasos de Luis Suarez y Amancio, podemos evaluar los grandes fichajes del futbol español en los 60, 70 y 80 todavía sin extranjeros y sin Ley Bosman. Y ahí quienes fichaban las figuras que podían eran los de siempre. Recordemos nuestros Luis Suarez, Amancio, Pellicer o Manolete. Esto a pesar de la protección de un discutible derecho de retención que sería impensable hoy en día razonablemente.
Es cierto que cuando se negociaban individualmente los derechos de televisión hasta el 2016, el crecimiento de los ingresos televisivos de los poderosos era exponencial y todavía hoy eso motiva una desigualdad exageradísima de la primera división. También es verdad que incluso en eso, la venta centralizada de los derechos televisivos es un avance que, de momento, apenas se nota, pero que los clubes pueden alzar su voz en los criterios de reparto que siempre serán fijados por un organismo común. Por algo algún equipo grande, se opuso a esta centralización televisiva. Ya empieza a verse una cierta reducción de la distancia, pero partiendo de diferencias tan brutales que obviamente no es fácil ver su evolución como algo positivo ni percibirla.
Pero el hecho es que a las numerosas goleadas de escándalo de los equipos grandes sobre los más débiles en las últimas temporadas, le está sucediendo la Liga Santander más igualada en muchísimos años. Puede que uno de los motivos sea que la venta centralizada de los derechos televisivos ha reducido aunque sea poco, la distancia entre clubes en ingresos audiovisuales. En la Liga 1, 2, 3 podemos comprobar este año lo igualada y apasionante que resulta, no exenta de cierta calidad, en un entorno de mucha mayor igualdad que la Primera División. También aquí, partiendo de situaciones indeseables, no parece que vayamos a peor.
Es que todo es un negocio, comenta un amigo que acaba de comprar una camiseta. Como si no lo fuera, en otra dimensión como todo, en los años previos al futbol moderno. El negocio siempre para los mismos. Los artistas que son los que lo generan, sus agentes, mundo siempre bajo sospecha, medios de comunicación…etc. La única diferencia es que hoy, como en todos los negocios, estamos en un mundo globalizado. Y de la misma manera que existe Albariño en Estados Unidos o en Australia, podemos comprar vinos chilenos o californianos en muchos centros comerciales coruñeses. El futbol se ha hecho global y todo el negocio también. Si como club de fútbol no estás en esto estás muerto y la pasión se alimenta con presupuestos. Y si no seamos coherentes y vayamos masivamente a animar al Silva, que bastante mérito tiene.
¿No había antes publicidad? Los más viejos recordarán el marcador simultaneo Dardo y los no tan viejos Motos Botana y Tintorerías Mil Colores. Siempre hubo apoyo publicitario. ¿Qué sucede? Que el mundo, y no solo el futbol, ha cambiado de manera sustancial y ahora podemos anunciar una empresa o un producto en chino para millones de televidentes.
Lo que ha conseguido la tecnología es la mundialización del espectáculo del futbol. Es cierto que algunos sueldos y operaciones de futbolistas generan un grandísimo rechazo en un entorno mundial de pobreza y necesidad. Es comprensible que lo pongamos como ejemplo de estupidez humana. Pero también es verdad que la extensión del negocio del futbol es un gran generador de riqueza en todo el mundo y, singularmente, en España en donde representa un porcentaje cada vez más alto del PIB, creando y manteniendo miles de puestos de trabajo, cada vez más. No andamos sobrados de generación de riqueza y trabajo como para rechazar algo así.
El intervencionismo en el ámbito económico, siempre con sus matices, va por buen camino impidiendo los disparates cometidos en décadas anteriores cuando el futbol no era tan moderno. Disparates pagados con dinero público de planes de saneamiento o disparates en forma de deuda mastodóntica con el erario público como principal perjudicado. Esta situación con los controles económicos de hoy en día va a resultar muy difícil que se vuelva a dar y creo que es una buena noticia para todos y para la credibilidad del futbol en general. Otra gran ventaja del futbol moderno.
¿La calidad del espectáculo?¿ En general es mejor o no el futbol de antes? Esto siempre tiene una parte de subjetivo. Intentando un análisis al margen de gustos, imposible en este caso, diríamos que antes las grandes figuras del futbol gozaban de más libertad de movimientos frente al rigor táctico y defensivo y la más completa preparación física de hoy. También es cierto que eso ha obligado a desplegar un futbol más combinativo y un mayor sentido colectivo del juego, que le ha dado en muchas ocasiones una mayor viveza y plasticidad. Si a ello le añadimos que la tecnología permite disfrutar de unas imágenes de muchísima calidad y ver las repeticiones de las jugadas que hacen arte del futbol, llegaríamos a la conclusión de que el espectáculo en absoluto ha disminuido. Incluso la calidad y cuidados del césped lo facilita, frente al barro de los campos de hace muchos años.
La comodidad de los estadios también ha mejorado sustancialmente. Frente a aquellas gradas de pie, en el momento actual todo aquel que adquiere una entrada tiene derecho a un asiento relativamente cómodo. Con ello el espectáculo se ha hecho menos clasista, a pesar de las zonas vip que son grandes generadoras de ingresos. Pero la visión, por ejemplo, en nuestro estadio de Riazor es relativamente buena en cualquier grada desde donde podamos ver el partido.
Alguien puede decir que cada vez se ponen más pegas a la animación. Con independencia de alguna medida legalmente cuestionable como los accesos biométricos, también aquí remontarse a los tiempos antiguos es matizable. En la era pre fútbol moderno, la animación era muy limitada, nada coordinada y poco efectiva, solo funcionaba espontáneamente en momentos puntuales de emoción o de éxito. La era anterior a Barrio Sésamo o Riazor Blues aún con el campo lleno en algunas ocasiones, otras veces con entradas pobres, el apoyo anímico al equipo era, salvo excepciones, escaso. Eso cuando no se imponía un ambiente crítico. No había grupos de animación. Estos se crean en los años ochenta-noventa. En algunos estadios se han convertido, es cierto, en animación impostada y fría, por directrices y deseos de algunos clubes en su ánimo de controlarlo todo. En otros continúa perfectamente el modelo clásico aunque evolucionado a modos más acordes con el cumplimiento de la normativa antiviolencia producto de una legislación aprobada por unanimidad en el Congreso de los Diputados. Lógico debido a la deriva a que se llegó en ese ámbito por la actuación de algunos grupos… También es verdad que a veces se han producido sanciones relacionadas con este tema (y el Deportivo es una buena muestra), completamente absurdas y fuera de lugar, que contrastan con cierta permisividad de algún grupo capitalino y que hacen justificadas bastantes de las quejas esbozadas a este respecto desde A Coruña.
Pero sin duda el ambiente en nuestro estadio es excelente en esta temporada, porque el equipo, al contrario que en la temporada anterior, responde, pelea y se ha ganado a los aficionados. Obviamente ni las gradas, ni la animación están en su mejor momento. Un estadio en obras tampoco ha ayudado. Pero de seguir así la situación, no tengo dudas que se recuperarán esos momentos gloriosos del pasado. La afición deportivista es excepcional y no valora solo la jerarquía aristocrática del equipo en la competición, sino también la identidad y defensa de los colores con la dignidad necesaria. Y vamos camino de ello. Pero creo haber dejado claro que estos vaivenes de la animación, no se corresponden con la dicotomía futbol moderno versus modelo clásico.
¿Por qué entonces el llamado futbol moderno tiene tan mala prensa? Pues yo creo que funciona un mecanismo similar al que señala el artículo periodístico citado al principio. Tenemos distorsionado el mecanismo de percepción. Por eso de la misma manera que nos creemos que estamos en el peor momento de la historia y se nos avecinan no se cuantas catástrofes, en futbol también ocurre algo similar. Incluso con mayor influencia de la pasión y el sentimiento que tanto potencia el amor a un club y a unos colores.
Esa percepción puede llevarnos a mitificar lo que no se conoce más que por historia porque no lo hemos vivido o a hacer de experiencias vividas en el pasado, una épica que resta valor al presente. Vemos lo malo del presente y sobrevaloramos lo extraordinario del recuerdo.
Los pecaminosos derechos televisivos eran una realidad y el primer contrato que hizo el Deportivo con Canal+, fue una de las importantes causas de nuestros éxitos. ¿Entonces no era odiado el futbol moderno?
¿Por qué? Por múltiples motivos podría ser. Estábamos en Especial de Niños. Éramos más jóvenes. Íbamos a tal grada con los amigotes y no teníamos los problemas vitales de hoy. Íbamos con aquella pareja que nos enganchaba tanto. O simplemente el Deportivo estaba en su época de oro entre Bebeto y Tristán. Ser de los que ganan es muy fácil. Ser del Deportivo cuando gana títulos genera recuerdos imborrables e impagables. La nostalgia futbolística es tanto o más potente como la nostalgia del amor perdido. Aún así la época en la que el Deportivo estaba arriba, se empieza a ver lejana pero me parece un poco fuerte como para calificarla de “anterior al futbol moderno”. Los pecaminosos derechos televisivos eran una realidad y el primer contrato que hizo el Deportivo con Canal+, fue una de las importantes causas de nuestros éxitos. Ya había numerosa publicidad, incluso de marcas lejanas como Dreamcast. No olvidemos la grada Vodafone, los presupuestos importantes alimentados por canales de pago y patrocinadores. ¿Entonces no era odiado el futbol moderno?
No quiero dar a entender con todo esto que apoyo sin fisuras la situación actual. Insisto en el argumento central. Dista mucho de ser ideal. Pero sus posibles y futuras mejoras hay que verlas en este contexto, no como una vuelta atrás. Evidentemente en LaLiga la política de comunicación y de explicación a los aficionados es muy mejorable. Se debería evaluar el posible coste en ingresos del partido del lunes por ejemplo, en relación al perjuicio que genera en aficiones y clubes. Se deberían publicitar los horarios con mayor antelación. Está muy bien todo lo que signifique promoción exterior. Embajadores de LaLiga. Torneos de exhibición en países clientes cuando el calendario lo permite. Pero llevar partidos oficiales a miles de kilometros no es entendible y provoca un rechazo comprensible en el aficionado. Y así podría seguir. Todo es susceptible de resolverse con una gestión más cercana y una comunicación más activa. Es obvio que hay que cuidar más que nunca al aficionado que acude a los estadios. Sin eso, el futbol con gradas vacías no va a ningún lugar y no valen las surrealistas sanciones a clubes por ese motivo.
Uno de los aspectos que se cuida muy poco es el precio de abonos y entradas. La televisión es una fuente muy poderosa de ingresos. Lo va a ser más en los próximos tres años, según los rectores del negocio. Pero también es una fuerte competencia para la asistencia a los estadios. Un socio del Deportivo que viva (no digo ya más lejos) en Oleiros o en Cambre en un día lluvioso tiene la tentación de su casa por un módico precio, o del bar de la esquina por menor precio todavía. La asistencia a los estadios corre peligro si los clubes no son conscientes de que deben abaratar de forma importante los abonos y las entradas. Poco a poco pero firmemente deben hacerlo. Es cierto que en el caso de nuestro Deportivo, los abonos no solo no son caros en absoluto, sino que se mantienen aproximadamente igual desde hace muchos años. Con la diferencia de que ahora hay más motivos de bonificaciones en todas las gradas. Hay que contar las facilidades que suponen los autobuses de Destino Riazor para muchos socios que vienen de lejos. Es evidente que el club está haciendo un esfuerzo. Pero tiene que ser consciente que no es suficiente y en los próximos años, incluso en primera división, ir al futbol en todas partes debe abaratarse al menos para el abonado. Si no, puede que empecemos a darle la razón a los del “odio eterno al futbol moderno” si los estadios se vacían. Ese es uno de los grandes retos del futuro.
De momento considero que si bien la gestión del futbol dista mucho de ser perfecta, e incluso de ser buena en algunos aspectos, ha mejorado sustancialmente en otros y quizá debamos reflexionar acerca de que no hemos conocido otra situación mejor, y que todos los avances tienen que partir mirando al futuro y no a un pasado que idealizamos en exceso.